Muchas veces hemos escuchado y leído que de la orientación de la cama depende en cierta medida nuestro buen descanso, el problema es que hay teorías casi para todos los gustos y que recomiendan un punto cardinal u otro para esa orientación en función de diversos parámetros. Contrastando unas y otras y revisando los motivos que apuntan cada una de ellas, lo que parece más lógico y recomendable es orientar la cama hacia el norte.
Es decir, el cabecero deberá estar colocado en la pared norte de la habitación y los pies apuntarán hacia el sur, esta recomendación está relacionada con cuestiones asociadas al campo magnético terrestre y la dirección de sus líneas de campo. Además hay estudios que estadísticamente han comprobado que las constantes vitales se optimizan en esta orientación y se puede observar como muchos animales salvajes se acuestan a dormir en esa posición de forma natural.
Aún siendo el norte el punto cardinal que resulta más recomendable para colocar el cabecero de nuestra cama si buscamos un descanso reparador, el este y el oeste también pueden ser beneficiosos en casos concretos. Por ejemplo el oeste se asocia con la generación de energía, ideal para estudiar y trabajar y el este puede ser un buen sumidero de ella para personas con mucha actividad, el único punto que no está recomendado en casi ningún caso es el sur.